Por Adrián Salazar
Me pregunto si aquellos que votaron por Andrés Manuel López Obrador y luego por Claudia Sheinbaum para mantener a Morena en el poder, siguen creyendo sus mentiras viles e insultantes para el pueblo mexicano, justificándose siempre con “otros datos”. Me pregunto si esas mismas personas que creyeron, por ejemplo, en que nuestro país tendría un sistema de salud como el de Dinamarca y después, todavía, “mejor que el de Dinamarca” (¡?), vaya burla para los mexicanos, para esos 50 millones de mexicanos que no tuvieron acceso a la salud con el gobierno de Andrés Manuel.
Pero lo peor de todo es que, esta farsa burlesca, no terminó con AMLO, sino que sigue con la actual presidenta de la república, Claudia Sheinbaum Pardo, quién ahora asegura que a su administración le toca “fortalecer el modelo IMSS-Bienestar”, con médicos suficientes para que los centros de atención estén abiertos los fines de semana. Por eso cuestionó la credulidad de quienes confían en este gobierno morenista que, mientras describen una realidad desde los micrófonos, el pueblo de a pie se enfrenta todos los días a otra bien distinta. ¡Vaya surrealismo al que nos enfrentamos!
El país al que, primero aspirábamos a igualar y, después superamos (¡?) en materia de salud -según los datos de Morena-, se caracteriza por contar con sistema de salud eficiente, universal y de alto grado de satisfacción ciudadana, financiado por los impuestos. La atención médica se organiza en un sistema descentralizado, donde la responsabilidad del cuidado de la salud recae en gran medida sobre los gobiernos municipales y regionales.
El modelo danés destaca por su enfoque preventivo y la inversión en atención primaria, lo que resulta en uno de los niveles más altos de esperanza de vida en Europa. Los residentes tienen derecho a recibir atención médica sin costo adicional, lo que incluye consultas médicas, tratamientos hospitalarios y en algunos casos, medicamentos recetados.
Se trata de un país con un alto nivel de digitalización en su sistema de salud, lo que facilita la gestión de citas, recetas y el acceso a historiales médicos. Evidentemente, buena parte de los impuestos que recaudan de la población, son invertidos en la investigación y desarrollo del sector salud, lo que les permite tener una alta calidad y eficiencia de los servicios médicos para la población.
En contraste, en nuestro país hubo un total desmantelamiento del sistema de salud existente para implementar inventos trasnochados como el INSABI, el cual fue extinguido por el mismo gobierno que lo creó; entonces ¿qué le queda al pueblo de México?, un sistema fragmentado, variabilidad en la calidad del servicio, barreras económicas y geográficas que impiden el acceso a la atención y, para cereza del pastel, una corrupción innegable, sello característico de los proyectos de Morena.
Por ejemplo, otro proyecto fallido, la supuesta “Mega farmacia del Bienestar”, aumentó más de 4 mil millones de pesos respecto al presupuesto calculado el año pasado. De acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la inversión en el terreno y las bodegas, más el acondicionamiento y lo que el gobierno federal erogará en la operación y mantenimiento en tres décadas pasó de 10 mil 800 millones de pesos a 15 mil 028 millones 465 mil 872 pesos.
A esto se suma Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México (Birmex ), que debe aclarar mil 044 millones 882 mil pesos por irregularidades en pagos para adquirir medicamentos en 2023, y en algunos casos, sin que cumpliera con la calidad necesaria.
“De acuerdo con la tercera entrega de la fiscalización de la Cuenta Pública de 2023, presentada en febrero de este año, Birmex pagó 819 millones 630 mil pesos a la empresa Almacenaje y distribución Avior y 152 millones 553 mil pesos a Farmacéuticos Maypo sin proporcionar la totalidad de la evidencia documental comprobatoria que acredite la prestación del servicio por parte del proveedor.
La Auditoría Superior de la Federación determinó que también pagó 24 millones 258 mil pesos a la empresa Neuronic Mexicana por los medicamentos cloranfenicol, pilocarpina y atropina que no se encontraban sus claves aprobadas en el Compendio Nacional de Insumo para la Salud, y que no fueron requeridas por el entonces Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), de las cuales se identificaron diversos rechazos por parte de las instituciones de salud.
Además, pagó 15 millones 390 mil pesos a la misma empresa por 10 lotes de medicamento que fueron rechazados por los defectos de calidad, los cuales no cumplieron con las pruebas de variación de volumen realizadas por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris)”.
¿Y quién termina pagando los platos rotos? Al final de día, es el pueblo trabajador quien se queda sin su medicamento para curarse, sin la consulta para saber qué mal le afecta, sin la atención para tratarse su enfermedad crónica, en algunos casos más, sin siquiera una simple pastilla de paracetamol o por lo menos, una enfermera que lo pueda diagnosticar.
Ante tanta podredumbre burocrática que se ha ido acumulando en el sector salud, gracias a este gobierno negligente, (ya no hablemos de las instalaciones), el poco personal médico tiene que hacer milagros con lo poco que tiene a su alcance, sin embargo, la situación para ellos también es insostenible, prueba de ello son es el personal médico que salió a las calles de Puebla para exigir mejores condiciones, salarios dignos, insumos y medicamentos suficientes para sus centros de trabajo.
Este no es el único caso, en otras ocasiones la ciudadanía ha salido a denunciar públicamente la falta de un servicio eficiente y digno, porque el actual sistema de salud de los mexicanos, en manos de Morena, ha costado vidas que se pudieron salvar si se implementaran las políticas correctas para, en verdad, mejorar el servicio. Mientras
Morena inventa proyectos que resultan ser un fiasco y que le cuestan miles de millones a los mexicanos, el pueblo se muere. No queda otro camino más que organizarnos como un solo hombre, exigir que el gobierno cumpla con su trabajo, que para eso se le paga, y muy bien. De lo contrario, hagamos nuestro propio partido político para tomar el poder y enseñarles cómo se hacen las cosas cuando se tiene como prioridad los intereses de la clase trabajadora.
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