CUAUTLANCINGO, PUE. – Omar Muñoz recorrió las calles de la inspectoría Nuevo León como parte de su jornada de Martes Ciudadano, donde dejó claro que su administración no se va a esconder “en camionetas con vidrios polarizados” como otros lo hicieron antes.
Durante su encuentro con vecinas y vecinos, Muñoz soltó la bomba: 60 millones de pesos se van directo a seguridad pública, como parte de una estrategia que busca devolver la tranquilidad a un municipio que durante años ha sido rehén del crimen y la indiferencia.
“La violencia no nació sola. La dejaron crecer. Hoy estamos pagando los platos rotos de décadas de desinterés”, dijo tajante el edil.
60 millones para lo que más duele: seguridad
La inversión proviene del FORTAMUN y se traducirá en más patrullajes, cámaras, luminarias y estrategias de vigilancia. Pero más allá de lo técnico, el mensaje fue político: Cuautlancingo ya no está dispuesto a vivir con miedo.
“Cuando llegamos, el municipio estaba en el lugar 7 entre los más violentos. Hoy ya salimos de ese ranking. No es triunfo, pero sí un primer paso”, aseguró Muñoz, tras mencionar que el Consejo Estatal de Seguridad reconoció los avances… aunque el camino apenas comienza.
Basta de discursos, el agua también se roban
En medio de la jornada, vecinos aprovecharon para denunciar el saqueo descarado a la infraestructura hídrica. Pozos vandalizados, equipo robado y más de 14 mil personas afectadas. El alcalde no se anduvo por las ramas:
“No vamos a encubrir a nadie. Si alguien toca lo que es del pueblo, que se atenga a las consecuencias”.
Un gobierno con tenis, no con corbata
Lo que marcó diferencia no fue el anuncio millonario, sino la forma: Omar Muñoz caminó las calles, escuchó reclamos, se embarró de realidad. Y eso –en palabras de los propios vecinos– ya es raro.
Judith Tlaxcaltecatl Quecholac, inspectora de Nuevo León, lo dijo sin rodeos:
“Estamos cansados de que sólo vengan cuando necesitan votos. Hoy regresaron sin pedir nada, eso se agradece”.
Este “Martes Ciudadano” fue más que una estrategia de relaciones públicas. Fue un grito sutil contra los años de políticos que prometieron y nunca volvieron. Muñoz busca marcar diferencia: menos discursos, más pisar la calle.
Y aunque los problemas no se van a resolver de un día para otro, la gente empieza a notar que, por lo menos esta vez, alguien está dispuesto a regresar y a escuchar.
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