Más de 180 mil fieles participaron en una de las celebraciones religiosas más significativas de Puebla: la XXXIII Procesión de Viernes Santo. Este evento, que tuvo lugar en el marco del Año Jubilar 2025, reunió a miles de devotos que caminaron en un recorrido lleno de fe, arrepentimiento y esperanza, acompañando las veneradas imágenes de Jesús Nazareno, la Virgen de los Dolores y muchas otras, mientras meditaban sobre el sufrimiento redentor de Cristo y el dolor de su Madre.
Reflexión sobre la Pasión de Cristo y la invitación al arrepentimiento
La celebración comenzó con las reflexiones de Monseñor Víctor Sánchez Espinosa, Arzobispo de Puebla, quien recordó que durante estos días, la Iglesia invita a vivir las fiestas pascuales que conmemoran la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Monseñor Sánchez Espinosa señaló que esta procesión de Viernes Santo forma parte de un proceso espiritual que inició con la Entrada triunfal de Jesús en Jerusalén y continúa con los eventos del Jueves Santo.
“Hoy, caminamos junto a Jesús en su Vía Crucis, un recorrido doloroso pero lleno de esperanza, que nos invita a la conversión”, expresó el Arzobispo.
Las imágenes más queridas por los poblanos, como el Niño Doctor de Tepeaca, la Virgen de la Soledad, el Jesús Nazareno de San José y el Señor de la Misericordia, fueron las protagonistas del recorrido. Los fieles caminaron detrás de estas representaciones, contemplando no solo su belleza estética, sino también el mensaje profundo de piedad y sacrificio que transmiten.
“La procesión nos recuerda que, al igual que Jesús en la cruz, debemos abrazar el sufrimiento como un medio de salvación”, explicó Monseñor Sánchez Espinosa.
Este año, la procesión tuvo un significado aún más profundo, ya que se celebró en el contexto del Año Jubilar 2025, convocado por el Papa Francisco. Según el padre José Luis Bautista González, Canónigo de la Catedral y Capellán de los Nazarenos, el Año Jubilar es un tiempo de perdón que ofrece la gracia de la indulgencia a los fieles que se arrepienten de sus pecados y buscan la renovación espiritual.
«El sufrimiento de Cristo en la cruz nos recuerda que ningún dolor es inútil, sino que, cuando se vive cristianamente, tiene un valor salvífico«, reflexionó el padre Bautista.
Al reflexionar sobre el sufrimiento de Cristo, el padre Bautista citó el Evangelio de Juan, cuando Jesús es condenado por Poncio Pilato, y lo vinculó con las palabras del profeta Isaías sobre el siervo sufriente. “Cristo, como cordero llevado al matadero, vivió su dolor para la salvación del mundo. Hoy, nos invita a vivir con esperanza en medio del sufrimiento”, destacó el sacerdote.
Además, evocó las palabras de Jesús en la cruz, “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”, llamando a los fieles a no caer en la desesperanza.
El padre Bautista también destacó la necesidad de vivir en paz, justicia y amor, valores fundamentales que deben prevalecer en las familias y la sociedad. “Puebla no puede seguir viviendo en violencia ni injusticia. Dios quiere familias unidas y una sociedad en paz”, afirmó con firmeza.
La importancia histórica de la Catedral de Puebla
Coincidiendo con el aniversario de la consagración de la Catedral de Puebla, ocurrido en 1649, el padre Bautista subrayó la relevancia de este templo como símbolo espiritual e histórico para la ciudad, lo que da aún más significado a la celebración de esta procesión.
La celebración de la XXXIII Procesión de Viernes Santo culminó con un fuerte llamado a vivir el mandamiento de Jesús: «Ámense los unos a los otros como yo los he amado». Monseñor Sánchez Espinosa concluyó con la esperanza de que este Año Jubilar 2025 fortalezca la fe de los poblanos y los anime a vivir el amor cristiano en sus familias y en la sociedad.
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