Andrés Manuel López Obrador enarboló muchos discursos durante sus tres campañas presidenciales, pero una de las que más eco causó fue su rechazo a la militarización que encabezó Felipe Calderón como respuesta al crecimiento de los cárteles del narcotráfico.
Desde que Calderón declaró la ‘guerra contra el narco’, López Obrador no hizo otra cosa que descalificar la estrategia, por ello cuando finalmente obtuvo la victoria en 2018 muchos mexicanos esperábamos ver una estrategia más astuta que la de la militarización.
A unos meses de que concluya el sexenio, vemos que la militarización no solamente se mantuvo como eje del plan de seguridad de López Obrador sino que además amenaza con mantenerse como estrategia federal por seis años más, con Claudia Sheinbaum.
Y es que la recién electa presidenta, Claudia Sheinbaum, propuso en campaña que la Guardia Nacional se mantendría como -–en teoría– una fuerza civil, pero ahora que ganó la elección, adelantó que dicha corporación pasaría a estar en control de la Secretaría de la Defensa Nacional.
Pero muchos lectores se preguntarán ¿cuál es el problema de la militarización?, ¿por qué no permitir que los militares se hagan cargo de la seguridad?, ¿por qué desconfiar en la corporación que mayor nivel de confianza tiene según las encuestas del Inegi?.
Los motivos son amplios y uno de los más fuertes es que el esquema de organización que tiene el Ejército en nuestro país contribuye a que haya impunidad en casos de violación a los derechos humanos y hasta en abusos de autoridad.
Si bien es cierto que eso también lo tenemos con los policías, las investigaciones contra militares suelen ser más complejas, poco transparentes y no siempre acaban de la forma en la que debería, por ejemplo, el caso Ayotzinapa.
Es por ello que resulta cuestionable la fé ciega que parece tener la Cuarta Transformación en las fuerzas armadas, a las mismas fuerzas que criticaron los 12 años previos a que llegaran al poder.
No está de más seguir de cerca este tema porque uno de los perfiles que aún no ha designado Claudia Sheinbaum para su gabinete es el que estará encargado de la seguridad pública.
Para el caso de Puebla, la situación pinta diferente pues aunque el gobernador electo, Alejandro Armenta, señaló que escuchará sugerencias de Sheinbaum para elegir a su secretario de Seguridad, en ‘radio pasillo’ se escuchan nombres muy concretos y ninguno es para nada del corte militar.
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