Por Manuel CARMONA
A lo largo de la historia de la humanidad siempre se ha sobrevaluado la importancia de la voluntad individual en el curso de los acontecimientos.
En el ámbito del poder ha prevalecido la creencia de que los cambios y relevos se han podido concretar a merced de seres con muchas cualidades, figuras de bronce a los que se les ha endilgado el calificativo de próceres o héroes.
En la academia para poder explicar los móviles de las transformaciones sociales se ha optado más por recargarse en el concepto o figura del caudillo.
Ya más recientemente, para ser precisos en el siglo XX en la industria del entretenimiento, el orden social, el equilibrio, el bienestar solo se puede lograr gracias al trabajo de seres humanos buenos y con poderes extraordinarios, que fueron etiquetados como super héroes.
No obstante ya desde el siglo XIX el filósofo, economista y sociólogo judío-alemán Carlos Marx a través de su modelo conceptual que hasta el día de hoy se conoce como el materialismo histórico nos demostró que la historia se mueve como consecuencia de la dinámica económica, las relaciones de producción y las presiones sociales que imperen en los diversos momentos y circunstancias que se estén presentando, muy independientemente de la voluntad individual de cada uno de sus liderazgos.
Quien quisiera ampliar un poco más sobre el particular puede consultar LA ILUSION DEL PODER investigación de mi autoría editada por el departamento de publicaciones de la BUAP, en donde se toma como base el marco conceptual del materialismo histórico, pero además se reseñan diversos acontecimientos que forman parte de la historia de nuestro país, donde se confirma esta teoría: que en política, el contexto y las circunstancias son los factores que definen el futuro, por encima de la voluntad personal de quienes nos gobiernan.
Haciendo alusión a estos elementos de análisis, no tengo la menor duda en afirmar y sostener que ya no esta lejos el momento de la ruptura, del choque de trenes entre los obradoristas a ultranza como Noroña, Adán Augusto, Monreal, María Luisa Alcalde y Andrés Manuel López Beltrán contra la Presidenta Claudia Sheimbaun y su grupo político cercano como Omar García Harfuch, Juan Ramón de la Fuente, Raquel Buenrostro y Marcelo Ebrard, ambos grupos que hoy detentan y cohabitan en el mismo espacio de poder.
A estas alturas, después de 225 días (siete meses y medio) de haberse instalado en la Presidencia de la República, nadie sería capaz de dudar de la ciega e incondicional lealtad de Claudia Sheimbaun hacia su mentor y antecesor, no obstante , lo que es un hecho es que las nuevas realidades poco a poco a poco se van imponiendo, muy al pesar de la Presidenta y su grupo, que tienen ya muy claro que resulta indispensable hacer adecuaciones a la hoja de ruta original de la 4T, pues las circunstancias en el mundo entero cambiaron a partir del ascenso de Donald Trump a la Presidencia de los Estados Unidos, acontecimiento que nadie tenía previsto en el equipo.
Es decir, el proyecto de continuidad en el sentido estricto , el segundo piso tal como fue proyectado ya no podrá ser, las reglas del juego cambiaron en el orbe y lo más que se ha podido y ha sido importante es ganar tiempo, pero de que hay que hacer cambios a la política morenista es inevitable y no todos están de acuerdo.
Se acabó la estrategia de abrazos a la delincuencia y se terminó la sospechosa colusión del gobierno con figuras de dudosa reputación como ha sido una constante señalada por el gobierno estadounidense. Se reducen las opciones ó se rompe y se marcan distancia con esos vínculos que llaman la atención de nuestros poderosos socios comerciales o se cierne el riesgo de una intervención.
Tiene que haber cambios drásticos y reales ya y no todos los obradoristas puros están de acuerdo, que recomiendan oponerse a las presiones escudándose en la bandera de la soberanía y de la no intervención, pero hay que tomar en cuenta que en la parte de enfrente tenemos en el gobierno a un grupo político poco afecto a los protocolos diplomáticos y a las reglas que impone el derecho internacional, más que simplemente salirse con la suya.
Ante tales circunstancias se considera que lo más conviene es pactar en los mejores términos posibles y esto no está siendo tomado a bien por los radicales de Morena que lo ven como una actitud débil y de traición al movimiento, mientras que para los Claudistas la construcción de acuerdos con los Estados Unidos es un asunto de supervivencia.
Los grupos y posturas están formados desde hace meses, hay muchas maneras de definirlos, algunos se refieren a ellos como los rudos contra los técnicos. Se ha discutido mucho sobre las fricciones ya existentes, pero a medida que transcurren las semanas se acerca el momento de la colisión interna.
En lo personal los visualizo como el grupo de los fanáticos contra los pragmáticos. El grupo de la Presidenta creo que ya tiene bastante claro que para poder perpetuarse en el poder, la primera condición es SOBREVIVIR….
- El autor es abogado, escritor y analista político.
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