Por Manuel CARMONA
Terminamos el 2025 con una gran turbulencia política, con exacerbados problemas de inseguridad por todo el territorio nacional, con la amenaza latente y cada vez más visible de una posible intervención extranjera por la infiltración del crimen organizado en las instituciones gubernamentales como se ha venido documentando cada vez con más evidencias, con un sistema de salud pública colapsado, desgraciadamente con malos presagios para el crecimiento económico en el 2026 y con la percepción contundente de que el gobierno NO ESTA FUNCIONANDO.
No se puede negar que las “ayudas” a través de los programas sociales se han dispersado como nunca antes en la historia y se han beneficiado a casi todos los segmentos sociales. A los que estudian se les apoya para que sigan estudiando; a los que no estudian se les apoya mientras no estudian, a los que ni estudian ni trabajan también se les apoya, a los adultos mayores, a los no tan mayores también, pero lo paradójico es que todo esto no se refleja en desarrollo porque el panorama económico no pinta nada bien.
Desgraciadamente no se ve que en el futuro (ni en el corto ni en el mediano plazo) las cosas puedan tomar un curso diferente, en virtud de la fuerte división que existe al interior del grupo gobernante del cual ya en diversas ocasiones hemos venido señalando, por un lado la Presidenta de la República Claudia Sheimbaun y su equipo compacto y por el otro los llamados “puros” o el ala radical de Morena fundada por AMLO.
Mientras la Presidenta y su grupo tratan de dar un nuevo giro a las políticas públicas e imponer una agenda de gobierno propia que permita dar continuidad al movimiento, pero al mismo tiempo adaptarse a las exigencias propias de la actual coyuntura política y social como lo es la compleja relación con el gobierno de los Estados Unidos, entre algunos otros propósitos, los fundadores van a toda velocidad jugando las contras, poniendo en evidencia que el centro de mando está en otro lado.
Es de llamar la atención, que una Presidenta que llegó al poder con un alto nivel de votación y por ende con una gran legitimidad electoral, tenga un margen político tan estrecho como se ha visto hasta el día de hoy.
Resulta paradójico que los principales obstáculos que ha tenido que hacer frente Claudia Sheimbaun no están en la OPOSICION, ni en la derecha, ni en los molestos comentócratas, sino al interior de su propio partido. Nadie le hace caso en sus recomendaciones de practicar la austeridad republicana, ni en evitar el nepotismo, los excesos y ni que decir de los señalamientos de corrupción que crecen y crecen como la espuma sin ningún control, lo que le ha generado un desgaste en los niveles de aprobación gubernamental de al menos diez puntos porcentuales.
También ya hemos dicho antes que esos 10 puntos que ha perdido de momento no son perceptibles debido al alto nivel de aprobación que aún conserva, que en términos generales ronda por los 70 puntos porcentuales a nivel nacional, pero habrá que tomar en cuenta que apenas lleva un año de ejercicio y ya empezó la tendencia hacia la baja, por esa razón si la segunda ley de la termodinámica conocida como ENTROPÍA no falla, entonces por el simple transcurso del tiempo seguirá decreciendo en los próximos meses y no se ven señales de que pueda haber un replanteamiento en el ejercicio de gobierno, posiblemente sí el cambio de algunos funcionarios, pero no de programa o de metas.
Porqué la gestión de la Presidenta Claudia Sheimbaun no está dando los resultados esperados? Seguramente son muchas las posibles explicaciones. En lo particular considero que su gobierno se encuentra atrapado en interminables luchas intestinas desde que comenzó hasta el día de hoy.
El golpeteo interno no es directo ni abierto, ni de un lado ni de otro, no es una confrontación declarada, pero si soterrada, que se manifiesta través de permanentes filtraciones periodísticas, golpes bajos, presiones internas y campañas de deslegitimación dentro del propio movimiento, lo que convirtió el 2025 en un interminable año de escándalos que definitivamente impactaron y que coadyuvaron en la pérdida de aprobación.
Bajo mi particular perspectiva, hasta este momento cohabitan al interior del Palacio Nacional dos visiones distintas de gobierno y que se hallan atrapadas en una real DISPUTA POR EL PODER y ninguna ha podido someter a la otra, razón por la cual esto distrae y absorbe gran parte del tiempo de la Presidenta y limita enormemente su margen de maniobra para dedicarse a descifrar y resolver los grandes desafíos que imponen estos tiempos al país.
Lo que aún no han pido entender todavía Claudistas y AMLOístas, que gobernar no es solo estar sentado en la silla presidencial, sino que GOBERNAR, también ES FUNCIONAR…..
* El autor es abogado, escritor y analista político.
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