Juan C. Bonilla, Puebla. – Mientras los indicadores oficiales revelan que más del 75% de los habitantes de Juan C. Bonilla vive en situación de pobreza, el gobierno municipal enfrenta cuestionamientos por la falta de resultados y por las controversias que han marcado la gestión del presidente José Cinto Bernal.
Según datos del INEGI y CONEVAL, el 22.9% de la población se encuentra en pobreza extrema, lo que refleja una realidad preocupante: la mayoría de las familias aún carecen de servicios básicos, ingresos dignos y acceso a educación o salud de calidad.
A pesar de estas cifras, las acciones del Ayuntamiento han estado más presentes en titulares por motivos polémicos que por avances sociales. En los últimos meses, distintos medios poblanos han documentado incidentes públicos protagonizados por el edil, protestas ciudadanas durante sus informes y reclamos de ejidatarios por presuntos abusos en la ejecución de obras.
Mientras tanto, la población continúa exigiendo obras prioritarias, agua potable, drenaje funcional y oportunidades de empleo. Las comunidades rurales siguen siendo las más afectadas por el rezago social, y las promesas de desarrollo no terminan de traducirse en mejoras reales.
Aunque se ha reportado una leve disminución en los índices delictivos, analistas locales apuntan que esta reducción no se refleja en una mejora perceptible en la calidad de vida, pues los problemas de infraestructura, transparencia y gestión municipal permanecen sin resolver.
El caso de Juan C. Bonilla ilustra cómo la desigualdad puede convivir con la falta de gobernanza efectiva. La pobreza no se combate solo con discursos ni con obras aisladas: requiere visión, continuidad y voluntad política.






