Cuando Ávila Camacho “cacheteó” al Gobernador

La investidura presidencial en México es omnipotente e incuestionable.
Ante la inminente caída política de Ricardo Monreal y de Adán Augusto, las fuerzas políticas se reacomodan.
¿Estás con la Presidenta, con A o estás con el diputado?
Buena pregunta.
Algo similar registra la historia política poblana del siglo pasado, pero vigente hoy.
Sólo hay que ubicarnos entre los años 1957 y 1960, cuando no había celulares, grabaciones, espionaje con tecnología, cámaras de vigilancia, etc.
Cuentan que al Gobernador Fausto M. Ortega lo designó su antecesor Rafael Ávila Camacho. De hecho, Don Fausto, era algo así como un empleado de Rafael (tenía que ser Rafael).
Es más, Ávila no le tenía el mínimo respeto a la investidura del Gobernador.
Pero eso no es todo.
Cuentan que a la llegada de López Mateos a la Presidencia de la República, los tiempos de poder político de los Ávila Camacho tenían que disminuir, por no decir, aniquilarse.
El Presidente debía ir acabando con cacicazgos políticos. Bueno, con los que no le eran leales.
Cuentan que entre ellos, entre los no alineados, estaba el ex Gobernador de Puebla que además tenía aspiraciones presidenciales.
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El Presidente Adolfo López Mateos sabía que para acabar con el cacicazgo poblano, debía cortar de raíz y sumar como aliado al C. Gobernador.
Fue así como uno de esos días, llamó al despacho presidencial a Fausto M. Ortega y le habría dicho algo así:
Señor Gobernador… bla, bla, bla. Y llegó la pregunta contundente: ¿Está usted con el Presidente o está con los Ávila Camacho?
La respuesta de Don Fausto fue decisiva: Estoy con usted señor Presidente.
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Pasaron las horas y los días y Rafael Ávila Camacho, empezó a notar algo raro.
El Gobernador Fausto M. Ortega ya no actuaba como su empleado, como su chalán, como su gato.
Cuenta la leyenda que, cansado de la “desobediencia” de Don Fausto, Rafael se apostó en su despacho.
Tras una fuerte discusión con frases como “yo te puse”; “a mí me lo debes todo”; “aquí mando yo”, casi, casi “soy Dios en el poder, Rafael le propinó una cachetada al C. Gobernador.
Sí, cuentan que le dio una cachetada y acto seguido, se largó del despacho, lamiendo sus heridas.
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Finalmente, el Gobernador Fausto M. Ortega decidió entregar su lealtad institucional y política al Presidente de la República.
Aplicará para los próximos días:
¿Con quién estás?
¿Con Monreal y con Adán o con la Presidenta, con A?
Punto.
He escrito.
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Ni Obama
A esa alcalde de Cuyuaco, #LordGuaruras, que no lo perdone, ni Obama.
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El Verdugo
Todos los días, la Presidenta, con A, sale a justificar a los “gusanos barrenadores”: Monreal, Adán, Andy, Dato Protegido, AMLO-co, Haces, gobernador@s y demás depredadores políticos de este México. El Verdugo dice: Ah, pero no somos iguales, decían.
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De Buena Fuente, no es la mejor columna política, pero tiene… a los mejores lectores.