En el mes de abril, “explotó” una bomba en manos de la secretaria de Planeación y Finanzas, María Teresa Castro Corro. Una bomba que costó algo así como tres mil millones de pesos.
Por una parte más de dos mil millones que se tuvieron que pagar luego de una devolución de impuestos durante la administración como gobernador de Rafael Moreno Valle, que posteriormente el SAT pidió le fueran devueltos y al hacer caso omiso, la deuda subió.
Por otra parte, más de seiscientos millones que “se perdieron” porque seguramente al gobierno le sobraban y como no supieron qué hacer con ellos, los “invirtieron” en un banco (Accendo) que al poco tiempo desapareció.
Si nos preguntamos si la hoy ex funcionaria Castro Corro debió renunciar, la respuesta debería ser un NO. Al menos no sin resolver el tema del banco. El gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina confirmó este lunes la renuncia, que viene con una serie de acusaciones (de las que sabemos) y al mismo tiempo una serie de excusas sin sentido, por lo que deja las arcas monetarias peor de lo que estaban cuando llegó al gobierno del extinto, Miguel Barbosa.
La renuncia se da entre varios cambios al interior del gobierno del estado, por lo que seguramente en pocas semanas y ante el interés de muchos por colocarse en la siguiente administración, el caso de los miles de millones de pesos que nos faltan a los poblanos, será olvidado.
¿Quién va a responder por ese dinero? Uno de los responsables ya está enterrado y la otra ya presentó su renuncia.
¿María Teresa Castro Corro será investigada? Honestamente lo dudo…
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