Puebla, 23 de marzo de 2025 – Los micro y nanoplásticos, fragmentos menores a 5 milímetros y 0.1 micras respectivamente, son materiales presentes de forma ubicua en nuestra vida diaria debido a su bajo costo, durabilidad y facilidad de modificación. Sin embargo, el manejo inadecuado de estos plásticos, junto con la falta de regulaciones específicas, ha generado preocupación por sus efectos tanto en el ambiente como en la salud humana. En un reciente estudio realizado por Karla del Razo López, pasante de la Maestría en Ciencias Ambientales del Instituto de Ciencias de la BUAP, se analizan los efectos de estos plásticos a nivel micro y nanométrico en dos modelos animales: Daphnia magna (pulga de agua) y la rata Wistar.
En Daphnia magna, se observó un notable declive en la población expuesta al material plástico. Mientras que normalmente, las hembras alcanzan la madurez sexual en 10 días y pueden clonar a sus descendientes (produciendo entre 7 y 10 neonatos), tras la exposición a los micro y nanoplásticos, solo se produjo un neonato por cada hembra. Además, se reportaron daños en el tracto intestinal y una disminución en el ritmo cardiaco de estos crustáceos.
Por otro lado, en la rata Wistar, los investigadores hallaron modificaciones en la morfología intestinal, además de la presencia de partículas plásticas en órganos específicos. Aunque estos resultados ofrecen una visión inicial, se requiere de investigaciones adicionales para comprender las posibles implicaciones para la salud humana.
El estudio, que fue realizado bajo la dirección de la doctora Laura Morales Lara y con la coasesoría del doctor Raúl Cerna Cortez, miembros del Cuerpo Académico “Biomateriales, Análisis Ambiental y Sustentabilidad” de la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ), destacó que la concentración de partículas de plástico usada en estos experimentos fue significativamente elevada, alcanzando 40 miligramos por litro en ambos modelos animales. La exposición de Daphnia magna duró 20 días, mientras que la de las ratas fue de 7 días.
La pasante del Razo López enfatizó que los resultados obtenidos ofrecen una visión preliminar de los efectos de los microplásticos en los organismos, pero es necesario realizar pruebas crónicas para evaluar cómo estos organismos podrían adaptarse a largo plazo a la exposición continua. En cuanto a la extrapolación de estos resultados a los seres humanos, la investigadora indicó que las concentraciones y los efectos dependerían de factores como el tamaño de las partículas y la exposición a lo largo de un periodo de 30 a 50 años.
Una de las peculiaridades de este estudio es que se centró en los plásticos de segunda generación, específicamente el PVC en su forma de película adherible, que se utiliza comúnmente para envolver alimentos. Este enfoque busca ofrecer información más cercana a la realidad, dado que la mayoría de las investigaciones previas se han centrado en plásticos comerciales como PET, polietileno y polipropileno. Para llevar a cabo esta investigación, los plásticos fueron fragmentados en tamaños micro y nanométricos en el Laboratorio de Innovación y Materiales Aplicados de la BUAP, superando los retos de la electrostaticidad que dificultan el manejo de las partículas.
Dada la gran producción de plásticos y el bajo porcentaje de reciclaje en México, el estudio subraya la necesidad de fomentar el desarrollo de materiales sustentables y mejorar la gestión responsable de residuos plásticos. Los investigadores también enfatizaron la importancia de concientizar a la sociedad sobre el uso adecuado de plásticos, promover el reciclaje y apoyar iniciativas para el desarrollo de plásticos biodegradables y más amigables con el medio ambiente.
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